jueves, 29 de diciembre de 2011

Jazz Magazine, Mejores discos año 2011-CHOC

Jazz Magazine/Jazzman, Diciembre 2011
Mejores discos año 2011-CHOC



Como cada año y para el último mes del año en curso, la prestigiosa revista francesa Jazz Magazine/Jazzman lleva a cabo la elección de los mejores discos que se han publicado. Para el presente año 2011 es posible apreciar una selección bastante ecléctica y con algunos nombres no muy conocidos que los aficionados harán bien de recordar como por ejemplo el trompetista norte-americano Ambrose Akimmusire, un disco que sorprenderá tanto por el estilo desarrollado a lo largo de toda la grabación como por las interpretaciones llevadas a cabo por todo el grupo; grabación recomendable. También señalar el vocalista Gregory Porter, con una voz tremendamente personal en su forma de cantar. 

Dentro de los nombres confirmados apuntar los excelentes trabajos de Bill Frisell, Joe Lovano, John Scofield y especialmente reseñable el compacto de Richie Beirach, una delicia para los amantes del piano que no deben de dejar pasar. También comentar el disco de Lee Konitz, Brad Mehldau, Charlie Haden y Paul Motian, Live at Birland. Este compacto fue reseñado en su momento en el blog, y me remito a los comentarios llevados a cabo en mi crítica; sirva el presente recordatorio para recomendar la excelente aportación musical del recientemente fallecido Paul Motian. 

Por último apuntar la excelente reedición Mosaic de Henry Threadgill y la “revelación” (todo y las grabaciones que ya tenía en el sello discográfico Plus Loin Music y Nocturne) de Tigran Hamasyan, con un disco en donde técnica y originalidad interpretativa son las banderas que ensalza el pianista armenio.

martes, 20 de diciembre de 2011

KEITH JARRETT: Rio

KEITH JARRETT: Rio

- Keith Jarrett: Piano.

CD 1:
Partes I-VI
1.- 8:40
2.- 6:52
3.- 6:00
4.- 4:13
5.- 6:25
6.- 7:00

CD 2:
Partes VII-XV
1.- 7:28
2.- 4:58
3.- 5:02
4.- 5:01
5.- 3:20
6.- 6:09
7.- 7:03
8.- 5:40
9.- 6:34

Grabado en directo el 9 de Abril de 2011.
Theatro Municipal, Rio de Janeiro.

ECM Records
2198/99 277 6645
2 CD 2011

Keith Jarrett, Rio (ECM Records, 2011)

Los detractores de Keith Jarrett no están de enhorabuena con la más reciente grabación del pianista norteamericano. Se ha criticado durante muchos años a Keith Jarrett, llegándose en más de una ocasión a menoscabar la importancia del pianista americano, en concreto acusándole de ser un mero intérprete de standards o temas populares, así como el eterno debate si Jarrett se repite a si mismo ante la gran cantidad de grabaciones en directo que han aparecido a lo largo de los últimos años. La discografía de Jarrett es suficientemente apabullante para desbaratar las opiniones señaladas, y prueba de ello es su más reciente grabación (por supuesto, en riguroso directo), Rio.

Parece ser que Keith Jarrett al día siguiente de haber ofrecido el concierto objeto del presente disco llamó a Manfred Eicher (alma mater del sello discográfico ECM) para señalarle que diese prioridad a la publicación del concierto ofrecido en Rio de Janeiro y que pospusiese los discos que tenía planeados llevar a cabo (es conocido que Eicher graba todos los conciertos a piano solo que lleva a cabo Jarrett). Tal era el convencimiento del pianista con respecto a la calidad musical en su interpretación, que la escucha del mismo supondrá para los aficionados una inusitada bocanada de aire fresco. En Rio es perceptible reconocer maneras y planteamientos previsibles y conocidos por parte del pianista, pero así mismo a un Keith Jarrett altamente creativo, empático y por supuesto muy musical. En el primer compacto es posible apreciar a un músico muy ecléctico, con partes muy diferentes y diferenciadas que van tomando un tono más melódico a medida que avanza el concierto y que son objeto del segundo compacto y que sin duda alguna es la esencia del planteamiento musical de Jarrett

En la Parte I e inicio del concierto Jarrett plantea un discurso musical espeso a base de frases entrecortadas, muy sonoras y percusivas repletas de energía y de unas ricas armonías que proporcionan una fuerza emotiva al alcance de muy pocos músicos. Este ímpetu interpretativo permite pasar a un pasaje de enorme delicadeza en la Parte II lleno de ternura y de melancolía, en donde Jarrett sabe desenvolverse con enorme soltura; al igual ocurre con la Parte IV, una pequeña delicia de tan sólo cuatro minutos de duración. El Jarrett más previsible e identificable lo podemos encontrar en la Parte III, un tema con fuerte calado tradicional o en la Parte V, donde se percibe una gran concentración musical alejada de sus famosas y extensas improvisaciones. Concentración que obligará al aficionado a estar atento a algunas de las piezas de corta duración principalmente por la calidad del discurso emitido.

Por lo que respecta al segundo compacto el mismo destila grandes dosis de melodía combinado con diversos estilos interpretativos como por ejemplo el de temática procedente de raíces popular ejecutado con una preciosidad e intimismo sobrecogedor (Parte 7), o claras reminiscencias a la música culta (Parte 12), o disonancias sonoras de fuerte calado improvisatorio (Parte 10) pasando por piezas con claro sabor a gospel, un estilo que Jarrett gusta de presentar en muchos de sus conciertos (Parte 14), hasta temas de una belleza insondable.

Tras la enfermedad de fatiga crónica que llevó a Jarrett ya hace unos años a suspender su actividad pianística, los conciertos a piano solo que ha ido ofreciendo con el tiempo presentan un discurso musical distinto al de sus conciertos de largas improvisaciones. Ahora es posible apreciar (y disfrutar) a un pianista más concentrado a nivel musical, no por ello exento de complejidad interpretativa. Rio es la posibilidad de seguir disfrutando de uno de los mayores creadores en su instrumento de todos los tiempos, y que tengamos la posibilidad de hacerlo por muchos años.

sábado, 10 de diciembre de 2011

ARTÍCULO-Paul Motian: Un músico sin límites

Con motivo del reciente fallecimiento del baterista Paul Motian (22 de Noviembre de 2011) me ha parecido oportuno recuperar un artículo de fondo que llevé a cabo para la revista Más Jazz que servirá para dar un perfil de la estatura musical del mismo.


PAUL MOTIAN: UN MÚSICO SIN LÍMITES


El nombre de Paul Motian, proporciona a cualquier aficionado al jazz, el conocimiento y ante todo el convencimiento, de que nos encontramos ante uno de los mejores bateristas y compositores de todos los tiempos. La relación de músicos con los que ha participado y ha compartido tanto en estudios de grabación como clubes de jazz, hacen entender la importancia de este músico cuya actividad musical sigue siendo extraordinariamente activa, en concreto en los clubes de jazz en Nueva York, (actualmente se encuentra retirado de giras internacionales), así como de la participación en innumerables grabaciones, tanto de líder, como acompañante “de lujo” en proyectos diversos, entre otros, de Enrico Rava, Enrico Pieranunzi o Bobo Stenson.

La trayectoria de Motian, vista a través del tiempo, demuestra que nos encontramos delante de uno de los bateristas más prolíficos, un percusionista extraordinario (maestro consumado en el uso de las escobillas) y arquetipo de musicalidad, melodía y sensualidad; pero ante todo, comunicador, interlocutor y colaborador incansable, especialmente de pianistas creadores e innovadores (la nómina de participaciones es de vértigo, como por ejemplo, Bill Evans, Thelonious Monk, Paul Bley, Keith Jarrett, Martial Solal, Bobo Stenson o Enrico Pieranunzi), o de formaciones, en donde la búsqueda sonora es premisa primordial de trabajo, como la conexión del trío sin piano, formado por la guitarra de Bill Frisell y el saxo tenor de Joe Lovano.

Artículo, Paul Motian:Un músico sin límites (Revista Más Jazz), foto de Carmen Llussà


La formación musical de Paul Motian (que en sus inicios empezó tocando la guitarra, aunque rápidamente cambió a la batería), es completa y nutrida, pero toma carta de naturaleza cuando tras su paso por el servicio militar se instala en Nueva York en el año 1954/1995, esta ciudad era punto de referencia para los músicos de jazz, y permite a Motian acompañar a George Wallington y George Russell, tocar con las big bands de Oscar Pettiford y Tony Scott, Lennie Tristano, Warne Marsh o Eddie Costa. Asimismo, participa en algunas actuaciones y jam sessions con Coleman Hawkins, Thelonious Monk o Billie Holliday. En el año 1959, Paul Motian empieza su relación musical con Bill Evans, del que llega a ser su baterista estable, (pianista al que ya acompañó en el año 1956 en su primera grabación “New Jazz Conceptions”, y cuya publicación causó una gran repercusión por los nuevos planteamientos musicales presentados por un muy joven músico de veinte siete años). La asociación con Evans, proporcionará a Motian su primera gran aventura musical de relevancia, ya que junto a la presencia del contrabajista Scott LaFaro, se instauran las bases para las relaciones modernas del trío, piano, contrabajo y batería. Evans, LaFaro y Motian alcanzan un nivel de interacción hasta ese momento desconocidas, en donde cada instrumentista se concibe como líder e impulsor de ideas y sonidos, en donde se dialoga de igual a igual, abandonando los instrumentos la faceta de mero acompañante y con un rol como meta a obtener: la interacción musical de cada miembro del grupo. Es en este combo, donde Paul Motian forjará los cimientos de su estilo, y por el cual es reconocido tanto estética como musicalmente: sutileza, sensualidad, pero especialmente un gusto por la melodía, así como por las texturas aeróbicas de tambores y platos. Esta formación elaboró diversas grabaciones para el sello discográfico Riverside, entre ellas los conciertos ofrecidos en el club Village Vanguard en Junio de 1961, y que sirven de perfecto ejemplo de la extraordinaria calidad musical del trío, (recientemente se han publicado en su totalidad, en una caja de tres compactos a nombre de Bill Evans The Complete Live at Village Vanguard 1961). Estas grabaciones son imprescindibles para cualquier buen aficionado al jazz, y una de las obras cumbres del jazz en trío en formación de piano, contrabajo y batería.

Tras la trágica muerte del contrabajista Scott LaFaro, la unidad musical establecida por Bill Evans cambia por completo y Motian se mantiene en el trío, pero buscará nuevos retos musicales junto a otro extraordinario pianista, Paul Bley. Anteriormente a este encuentro, el baterista participa en la actuación en directo en Newport del año 1963 del pianista francés Martial Solal, y el contrabajista Teddy Kotick (por aquella época la sección rítmica de Evans). En esta grabación (bastante desconocida por los aficionados, y reeditada en el año 2000 por el sello discográfico RCA Victor), se puede apreciar la maestría de Motian al servicio de la asombrosa concepción musical de Martial Solal, en donde se interpretan principalmente standards y algún tema propio del pianista, todo ello con un estilo muy europeo y personal del líder.

La colaboración de Paul Motian con Paul Bley en 1963 (no superior al año), se podría apuntar como la evolución natural tras su paso por el trío de Evans. Por esos años Bley se encontraba en plena búsqueda libertaria y sonora del trío acústico (piano, contrabajo y batería). Al igual que en la formación de Evans (y por ello se podría considerar a ambos músicos como los padres del trío moderno), el diálogo de los tres componentes del grupo de Bley (incluyendo al contrabajista Gary Peacock) se aleja de las convenciones de acompañante, para convertirse en un diálogo a tres voces con personalidad propia en cada uno de ellos. Estos parámetros de libertad, de exploración y de ciertas dosis de flexibilidad armónica, son las condiciones perfectas para la manera de expresarse musicalmente Motian, que no sólo despliega los conceptos musicales aportados en el grupo de Evans, (y que van a suponer un paso adelante en el desarrollo del formato de trío), sino que le proporciona las dosis de libertad y de estimulación necesarias para su labor creativa. Este trío acomete diversas grabaciones entre 1963 y 1964, hasta su reencuentro en el año 1997 en el sello discográfico alemán ECM, con el trabajo titulado Not Two, Not One. Un disco dominado por composiciones de Paul Bley y Gary Peacock, donde se presentan diversas concepciones musicales, en función de las combinaciones estilísticas utilizas (trío, dúo o solo), con una música desarrollada por ciertos parámetros provenientes del free y de la espontaneidad e intensidad creadora, que permiten apreciar las dosis de maestría de estos tres músicos.


Paul Motian (Foto de Carmen Llussà)

Tras su breve, pero fructífero paso por el trío de Paul Bley, Motian junto a Charlie Haden, participa en el nacimiento del primer trío de Keith Jarrett. Esta formación, por desgracia muy poco valorada, incluso entre los seguidores de Jarrett, cuenta con interesantísimas grabaciones como Life Between The Exit Signs (1967), un trabajo ecléctico mezcla de desarrollos free y libre improvisación (con una extraordinaria aportación sonora de Motian), con otros temas con un estilo más directo y emocional; Restoration Ruin y Somewhere Before (1968), éste último basado en los mismos parámetros, pero con un regusto a ciertas influencias rock y ecos de los cuartetos de Charles Lloyd; o las grabaciones para el sello Atlantic como The Mourning of a Star (1971); un disco que permite comprobar la evolución estilística de Jarrett, y donde el interés de éste por ciertas músicas de la World Music, permiten a Motian explotar nuevas sonoridades y ritmos, que junto con la sutileza, musicalidad y melodía que  ostenta el baterista, le confieren a su música una paleta sonora amplia, llena de colorido y armonía, que servirá de base para el posterior grupo de Keith Jarrett, al cual también pertenecerá Motian, y que es una de las formaciones más reputadas del pianista de Pennsylvania: el cuarteto americano, con Jarrett, Haden, Motian y la incorporación de Dewey Redman (otro discípulo de la escuela de Ornette Coleman, al igual que Charlie Haden), hasta llegar a su conversión definitiva en quinteto. Esta formación graba en abundancia tanto para el sello Atlantic, como para Impulse Records, y será el caldo de cultivo para la experimentación, en donde estilos tan diferentes como el pos-bop, y el avant-garde tienen perfecta cabida, pero donde la concepción de la batería como instrumento para Motian, avanza de forma inexorable, principalmente por la influencia de baterías como Elvin Jones (especialmente a nivel rítmico), Sunny Murray (a través del dinamismo interpretativo), Milford Graves (en cuanto a la simbiosis entre músico e instrumento), y por supuesto la influencia de Billy Higgins, uno de los “magos” de la batería moderna.

Tras su adscripción al grupo de Jarrett, Paul Motian potencia sus dotes de músico freelance, lo que le proporciona la oportunidad de trabajar con excelentes músicos, y pertenecer al grupo de Carla Bley y Charlie Haden, la “Liberation Music Ensemble”.

A principios de los años setenta, Motian comienza su carrera discográfica como líder y graba Conception Vessel para el sello alemán ECM, un disco ecléctico y que sirve al músico americano para desarrollar los diversos estilos musicales que habían conformado hasta ese momento su espectro musical. En esta discográfica llega a grabar otros cinco discos, muchos ellos con músicos y amigos con los que había participado, entre ellos Keith Jarrett. Estos seis discos en ECM, con motivo del setenta y cinco aniversario del músico americano, fueron reeditados por el sello discográfico de Manfred Eicher, aunque en la actualidad son de muy difícil localización y adquisición.

La discografía de Motian tanto oficial como “no oficial” (para los más acérrimos coleccionistas) es apabullante, con agrupaciones para todos los gustos, en quinteto, en cuarteto y muy especialmente en trío. Alguna de estas formaciones ostentan un caché creativo e interpretativo que se puede calificar de insuperable, desplegando un jazz avanzado y muy contemporáneo.A pesar de la importante asociación con pianistas a lo largo de su dilatada carrera musical, en los años 70 Paul Motian prescinde de manera intencionada del piano en numerosas grabaciones. Una de las formaciones en donde se excluye este instrumento y sin lugar a dudas, una de las más interesantes a nivel musical (pero ante todo creativa), es la protagonizada junto al guitarrista Bill Frisell y el saxo tenor Joe Lovano, grupo que ha marcado una importante estética musical, gracias a las innumerables grabaciones existentes. Los más de veinte años de colaboración entre estos músicos, ha conllevado una reciprocidad entre los mismos en donde la creación de espacios y de sonoridades han producido una música rica, llena de frescura, con construcciones de melodías y atmósferas en donde Motian se mueve como “pez en el agua” que con su sabiduría percusiva, tanto en los platos como en los tambores, produce momentos aeróbicos de textura y de belleza tanto melódica como rítmica ya sean dentro de la forma o de la libertad, propios de un gran maestro. Esta formación, posibilita al aficionado la oportunidad de disfrutar de uno de los mejores tríos sin piano, que hay en la actualidad y a un grupo contemporáneo enamorado del sonido, con la habilidad para demostrar la máxima expresión del jazz. En ECM existe la más reciente grabación de este grupo I Have the Room Above Her, una pequeña joya, pero de enormes proporciones.

Otra de las formaciones que cabe resaltar de Paul Motian, fue la que instauró para recrear los estándares de Broadway. La serie “On Broadway” (que en la actualidad consta de cuatro volúmenes), que sirvió para ampliar el trío conformado por Bill Frisell y Joe Lovano, con la incorporación de un viejo conocido (Charlie Haden), de una leyenda del saxo alto (Lee Konitz), de una extraordinaria cantante (Rebecca Martin) o la incorporación de una de la jóvenes voces al saxo tenor con más calidad en el panorama actual (Chris Potter). Esta serie de grabaciones, permite comprobar el gusto por la melodía en el planteamiento y ejecución de los estándares, pero principalmente en la forma como son reinventados, así como el colorido que es proyectado en la interpretación de los mismos, con un delicado balance entre libertad y estructura formal. Un proyecto que Motian mantiene abierto y que va a permitir nuevas grabaciones, y ante todo, va a conceder al baterista seguir con nuevos retos musicales, para presentarnos su tributo a la gran tradición del jazz.

El grupo “Electric Bebop Band” es otra de las interesantes formaciones de Motian, y de alguna forma, supone una vuelta de tuerca a los planteamientos musicales del baterista americano. Comenzando por la creación de un grupo voluminoso, con dos guitarras, dos saxos, bajo eléctrico y batería, y que con el tiempo se amplió con una guitarra y un percusionista adicional, (que se contrapone con lo que en su momento se entendía por un grupo de be-bop), hasta por el tratamiento eléctrico y enérgico de los temas, en donde la participación de jóvenes intérpretes de indiscutible calidad como Chris Potter, Chris Cheek, Kurt Rosenwinkel o Joshua Redman, son el punto ecléctico y diferenciado de estas grabaciones, que obligan a Motian a que aporte unos planteamientos rítmicos que son parte elemental en estos proyectos. La más reciente grabación de este grupo se encuentra en el sello ECM, Garden of Eden, y demuestra la extraordinaria musicalidad y conjunción de todos los componentes del combo.


Ilustración de Paul Motian (Copyright de Jorge López de Guereñu)


Al lado de su extensa discografía como líder, tenemos que señalar la no menos prolífica como acompañante de innumerables proyectos, y que indican que Motian sigue al servicio de cualquier proyecto interesante que le proporcione la posibilidad de aportar musicalmente su experiencia, y ante todo su particular visión musical. Cabe señalar las grabaciones con Marilyn Crispell, Nothing Ever Was Anyway. The Music of Annette Peacock (ECM, 1997), Amaryllis (ECM, 2001), y Storyteller (ECM, 2004). Estas grabaciones nos permiten apreciar a un Motian en su formación preferida, en trío, y donde los planteamientos minimalistas y etéreos de las grabaciones, proporcionan una intensa riqueza por parte de los músicos, especialmente en la grabaciones Crispell, Gary Peacock y Paul Motian (las de los años 1997 y 2001). De estas dos, hay que destacar como gran obra musical, (que ha sido reconocida como una de las mejores grabaciones del sello discográfico ECM), Nothing Ever Was Anyway. The Music of Annette Peacock, en donde la concentración musical, la interacción entre los músicos, y la utilización de exiguas notas en el proceso creativo, proporcionan una música para disfrutar sin prisa, pero sin pausa. De Amaryllis hay que destacar la interpretación del tema “Conception Vessel” (proveniente del álbum de debut en ECM de Motian en 1973), y que sirve para comparar la interpretación que Keith Jarrett hizo en su momento de este tema, en contraposición con la versión de Crispell, y con una aportación rítmica por parte de Motian, espectacular y diferente.
Otros proyectos interesantes, dignos de mención son los que llevó cabo con su viejo amigo Paul Bley. Junto a la ya comentada grabación Not Two, Not One (ECM 1997), hay otras interesantes referencias como The Paul Bley Quarte (ECM, 1988), un disco en donde Motian coincide de nuevo con Bill Frisell con el añadido de John Surman, y donde se percibe una música bella y prototipo del sello alemán.

Para aquellos aficionados que deseen una visión amplia de su paso por el sello discográfico de Manfred Eicher, hay recomendar el trabajo Selected Recordings XVI (ECM, 2004), dentro de la serie “:Rarum”, y que permite apreciar una selección de temas provenientes de su trabajo en ECM, y que sirven de introducción para aquellos que se acercan por primera vez a la música de Paul Motian.
                                                          
Para finalizar, me gustaría citar las participaciones de Motian en dos estupendas grabaciones que figura como líder Joe Lovano para el sello discográfico Blue Note, y en concreto I´m All for You (Blue Note, 2004) y Joyous Encounter (Blue Note, 2005). La escucha de estos dos trabajos permite afirmar que nos encontramos ante un grupo de músicos excepcional, con Joe Lovano, Hank Jones, George Mraz y el mismo Motian,  y con una música confeccionada a base estándares, de temas del propio Lovano y de Hank Jones, o de Thelonious Monk, D. Gillespie, John Coltrane. La música que es desarrollada presenta unos parámetros estilísticos muy formales, con un Joe Lovano y un Hank Jones muy creativos, tanto en su participación en el grupo como en el desarrollo de sus correspondientes solos, pero es en el acompañamiento de Motian donde las grabaciones tienen su punto distintivo. Dentro de estos parámetros formales, es posible apreciar la diversidad interpretativa del baterista a la hora de proyectar una gran diversidad de ideas, utilizando en determinados temas un ritmo desplazado, combinado con una interpretación muy abierta y abstracta, lo que confiere a la música un tratamiento completamente personal y reconocible, tanto en los platos como en los tambores, lo que conlleva un ritmo original en los temas y que sirve de perfecto soporte para el resto de músicos. Estas grabaciones evidencian a un Paul Motian altamente creativo, muy pendiente tanto del ritmo como del acompañamiento y con un caudal de ideas portentosas.

Pero Paul Motian con independencia de la edad que ostenta, sigue demostrando que se encuentra en una gran forma creativa, y que seguirá proporcionando nuevas vías de expresión, un claro de ejemplo de ello es la nueva y reciente grabación aparecida en el mercado discográfico de Bill Frisell, junto al contrabajista Ron Carter y el propio Motian. La formación en trío conformada por guitarra, contrabajo y batería, es toda una manifestación de intenciones, y una nueva oportunidad, para disfrutar del arte de uno de los bateristas más importantes de toda la historia del jazz.


AGRADECIMIENTOS: Dar las gracias por la colaboración de Jorge López de Guereñu al ceder la ilustración de Paul Motian para acompañar el presente texto y a las fotos de Carmen Llussà.


martes, 6 de diciembre de 2011

PAUL MOTIAN: Conception Vessel

PAUL MOTIAN: Conception Vessel

1.- Georgian Bay.
Paul Motian: Percusión, Charlie Haden: Contrabajo y Sam Brown: Guitarra.
2.- Ch´I Energy.
Paul Motian: Percusión.
3.- Rebica.
Paul Motian: Percusión, Charlie Haden: Contrabajo y Sam Brown: Guitarra.
4.- Conception Vessel.
Paul Motian: Percusión y Keith Jarrett: Piano.
5.- American Indian: Song Of Sitting Bull
Paul Motian: Percusión y Keith Jarrett: Flauta.
6.- Inspiration From A Vietnamese Lullaby
Paul Motian: Percusión, Charlie Haden: Contrabajo, Leroy Jenkins: Violin y Becky Friend: Flauta.

ECM Records, 1973
ECM Records, Reedición.
CD 2008

Paul Motian, Conception Vessel (ECM Records)

La presente entrada sirve de homenaje tras el conocimiento de la desaparición de uno de los pocos músicos que se le podía poner en la actualidad la etiqueta de “monstruo del jazz”; el baterista Paul Motian. La importancia y el curriculum musical de Motian es lo suficientemente importante para dedicarle un sentido homenaje a través de la primera grabación que realizó como líder en el sello discográfico de Manfred Eicher, ECM Records, y que dentro de la colección Touchstones fue reeditada en 2008, disco que por aquellas fechas era de muy difícil localización para los aficionados.

Motian empezó tocando la guitarra pero al poco tiempo la abandona por la batería. Desde muy pequeño se fue aficionando a diversas músicas hasta que finalmente descubre el jazz en el colegio.  Es tras su licenciamiento en el servicio militar que da rienda suelta a su sueños como músico, para ello se instala en Nueva York donde empieza a tocar de forma asidua con grandes músicos, acompaña a George Wallington, a la orquesta de Jerry Wald (donde traba amistad con Bill Evans en 1956), toca y graba con George Russell, con las Big Bands de Oscar Pettiford y Tony Scott en 1957. También colabora con Lennie Tristano, Warne Marsh y el tándem compuesto por Al Cohn-Zoot Sims en 1957. Por aquellas fechas tiene la posibilidad de participar en actuaciones y jam sessions con algunos de los nombre más relevantes del jazz como eran, Coleman Hawkins, Thelonious Monk y Billie Holliday.

El año 1959 resulta ser crucial en su carrera como músico al convertirse de forma estable en el baterista de Bill Evans (al que ya había acompañado en la grabación en su primer disco como líder en 1956, New Jazz Conceptions). La pertenencia al grupo de Evans supuso toda una aventura musical que duró un total de seis años, principalmente porque Evans puso las bases de lo que sería el desarrollo moderno del trío-piano-contrabajo, trío entendido como una unidad creativa sin el predominio de ningún instrumento y en donde cada músico tiene un papel equivalente dentro de esa unidad. Muestra de ello fueron las grabaciones en 1961 en el Village Vanguard acompañado por el propio Paul Motian y el contrabajista Scott LaFaro, auténticas obras maestras que ilustran su concepto de trío, una conversación a tres, una conversación de igual a igual. Este trío se ve truncado por la muerte accidental de Scott LaFaro, a quien le sucederán Chuck Israels y más tarde Gary Peacock.

La lista de los músicos con los que ha tocado y grabado es de una envergadura tan impresionante que representan por si solos a la historia del jazz, señalar entre ellos a Paul Bley o el mismísimo Martial Solal, con quien grabaría uno de los mejores conciertos del Festival de Newport; también que se asocia con Albert Ayler, Pharoah Sanders o Don Cherry. Otro de los momentos culminantes en la carrera musical de Paul Motian es la participación en la creación junto a Charlie Haden en el primer trío de Keith Jarrett en 1968, formación que más adelante pasa a convertirse en cuarteto con la presencia del saxofonista Dewey Redman, conocido como el “cuarteto americano” de Jarrett. Por estas fechas inicia su trayectoria como líder gracias a la mano del productor alemán Manfred Eicher con quien grabará un buen número de discos, entre ellos el que comentaremos, del año 1973, Conception Vessel. Su formato predilecto tras abandonar a Jarrett es el trío, por ello lleva a cabo de forma estable una formación con Charles Brackeen y David Izenzon, este último reemplazado por Arild Andersen y, en 1979, por Jean-François Jenny-Clark, uno de los mejores contrabajistas que ha dado el viejo continente europeo. Otras de sus formaciones predilectas es el quinteto y para ello reúne a un grupo formado por Joe Lovano, Jim Pepper, Bill Frisell y Ed Schuller. Motian así mismo ha formado parte de casi todas las combinaciones de la Liberation Music Orchestra de Charlie Haden.

Motian es sin duda alguna más que un baterista un excepcional percusionista, un modelo de musicalidad y un interlocutor privilegiado de pianistas. Su participación en la evolución de la batería es crucial, pues ha defendido siempre una extrema delicadeza en su instrumento, teniendo como fin último la melodía y como utopía tocar jazz por sobre la titularidad de los instrumentos solistas y obviar toda función de acompañamiento, expandiendo el ritmo y el discurso musical en torno a los silencios, el gesto contenido en los golpes y la emotividad y el refinamiento como parte de su ideario.

Muchas de las cualidades señaladas arriba se pueden apreciar en el presente disco que comentamos, Conception Vessel. Una grabación con un contenido ecléctico (muy propio del sello discográfico ECM) que sirvió al músico americano para desarrollar los diversos estilos musicales que habían conformado hasta ese momento su espectro musical, y con la presencia de diversas formaciones en el desarrollo de los temas. Dos de las composiciones del compacto se encuentran interpretadas a trío por Motian a la batería, Charlie Haden al contrabajo y San Brown a la guitarra, “Georgian Bay” y “Rebica”. Formación atípica sin piano que interpreta estos temas con ciertos parámetros indecisos en sus planteamientos pero que crecen en intensidad musical a lo largo de la interpretación. “Rebica” despliega trazos de libre improvisación, dosis de belleza y momentos de fiereza interpretativa; especial atención merece la aportación de Sam Brown. Otros dos temas, “Conception Vessel” y “American Indian: Song Of Sitting Bull” son ejecutados a dúo por Paul Motian y Keith Jarrett. Señalar de ellos el título que da nombre al disco, con un Jarrett muy abstracto y repleto de texturas secundado por un excelente Motian muy activo en los platos. El tema “American Indian: Song Of Sitting Bull” permite apreciar la ejecución a la flauta de Jarrett, en un planteamiento completamente tribal. El compacto finaliza con un tema en cuarteto, “Inspiration From A Vietnamese Lullaby”, de extraordinario vigor y ferocidad interpretativa por parte de los cuatro músicos que lo interpretan, y que depara excelentes momentos tanto improvisatorios como sonoros, muy especialmente gracias a las aportaciones provenientes al violín de Leroy Jenkis.

Una extraordinaria grabación que nos permite llevar a cabo un pequeño homenaje a la figura de uno de los mejores bateristas del jazz recientemente fallecido.

jueves, 1 de diciembre de 2011

BRAD MEHLDAU, KEVIN HAYS & PATRICK ZIMMERLI: Modern Music

BRAD MEHLDAU, KEVIN HAYS & PATRICK ZIMMERLI
Modern Music

Brad Mehldau (p), Kevin Hays (p).

1.- Crazy Quilt.
2.- Unrequited (B. Mehldau)
3.- Generatrix.
4.- Celtic Folk Melody.
5.- Excerpt from Music For 18 Musicians (S. Reich).
6.- Lonely Woman (O. Coleman).
7.- Modern Music.
8.- Elegia (K. Hays).
9.- Excerpt from String Quartet Nº 5 (P.Glass).

Nonesuch Records.
7559-79644-9
CD 2011
BRAD MEHLDAU, KEVIN HAYS & PATRICK ZIMMERLI, Modern Music (CD Nonesuch Records, 2011)

La creatividad musical de Brad Mehldau parece ser que no tiene límites. Su más reciente novedad discográfica así lo atestigua, al firmar junto a su amigo pianista Kevin Hays y la colaboración de Patrick Zimmerli una grabación con una fuerte carga intelectual y musical. Mehldau en los últimos años ha potenciado las grabaciones y actuaciones en formato de dúo de forma muy significativa, señalar en cuanto a las primeras las llevada a cabo por ejemplo con Renée Flemning, Anne Sofie Von Otter o Pat Metheny, y por lo que respecta a la segunda reseñar sus giras a dúo con el saxofonista Joshua Redman, o su más reciente aparición en la sala del Wigmore Hall de Londres con el mandolinista Chris Tile. Los proyectos a dúo de Mehldau presentan una fuerte carga musical pero muy especialmente intelectual, para ello aprovecha el encuentro personal en la distancia corta con su otro interlocutor par dar rienda suelta a una creatividad y una complicidad interpretativa que sirven para explorar mundos musicales alejados del punto de vista estrictamente jazzístico.

La presente grabación es la primera que se tiene conocimiento de la colaboración de Mehldau con otro pianista y de entrada hace pensar si su pianismo en alguna forma podía ensombrecer el trabajo de Kevin Hays. La escucha del compacto permite afirmar de forma categórica que estamos ante una extraordinaria sesión, todo un banquete musical gracias a las composiciones de Patrick Zimmerli, de los propios pianistas y de compositores norte-americanos del movimiento minimalista, Steve Reich y Philip Glass, así como la famosa composición de Ornette Coleman “Lonely Woman”. La música interpretada a lo largo de todo el compacto permite comprobar la superlativa compenetración de ambos músicos, así como el profundo, abierto y empático diálogo musical que se consigue, como en el tema que da nombre a la grabación “Modern Music”, un torrente de música, en donde rezuman líneas improvisatorias entremezcladas, todo ello aderezado con una sonoridades profundas y percusivas; o el tema de Zimmerli “Celtic Folk Melody”, una composición a base de silencios, de notas repercutidas, sensualidad exacerbada y en el que determinadas partes se encuentran construidas sobre ostinatos a la más pura tradición minimalista. Mehldau contribuye al proyecto con la autoria de su conocida obra “Unrequited”, en una interpretación al característico estilo Mehldau con sonoridades enraizadas en la música clásica.

El tema más melódico y lírico de la presente grabación proviene de la mano de Kevin Hays “Elegía”, lirismo e improvisación permiten ofrecer una ejecución muy efectista y con una potente carga emocional. Los puntos fuertes de la grabación provienen de la soberbia ejecución del tema “Lonely Woman”, una interpretación enigmática desarrollada a base de acordes, ostinatos perturbadores y todo ello acompañado con una elaboración del famoso tema muy poco ortodoxa; una auténtica delicia de más de seis minutos de duración. También reseñar por último los temas procedentes de compositores de la escuela minimalista, Reich y Glass. Del primero interpretan un fragmento de “Music For 18 Musicians” y en donde la obsesión interpretativa y sonora confiere a la música la proyección del ideario musical del minimalismo en toda su extensión. Al igual ocurre en el fragmento que interpretan del cuarteto de cuerda Nº 5 de Philip Glass, en el cual la belleza interpretativa y la sensualidad en la ejecución de la obra nos retrotraen al Glass más pianístico y conocido.

Una extraordinaria grabación que nos permite disfrutar de nuevo de la maravillosa capacidad de Mehldau de enfrentarse a nuevos mundos musicales alejados de su faceta jazzística. Excepcional.