SONORE:
No one ever works alone
- Mats Gustafsson: Saxo tenor y saxo barítono.
- Ken Vandermark: Saxo tenor, saxo barítono y
clarinete bajo.
- Peter Brötzmann: Ssaxo alto ,saxo tenor, saxo bajo,
tarogato y clarinete.
01. Elements Of Refusal 10:50
02. Trees After A Fire 13:16
03. Broken Hymn 10:30
04. Death Can Only Kill Me Once 14:51
05. Hammer Requiem 6:02
06. Blessed Assurance, Uninsured 8:42
07. No One Ever Works Alone 2:46
Grabado el 26 Octubre 2003 “Loft” Köln
Okka Disk OD12053
CD 2004
SONORE, No one ever works alone, 1955-1975 (Okka Disk, 2004) |
El encuentro de tres de los más importantes músicos
de la libre improvisación no puede dejar indiferente a ningún aficionado al
free jazz, en concreto el saxofonista alemán Peter Brötzmann, el hiperactivo
músico de Chicago, Ken Vandermark, y el no menos activo improvisador sueco Mats
Gustafsson. Estos tres músicos nos ofrecen en el presente trabajo una
demostración del buen hacer musical que de forma individual desarrollaban en
sus carreras respectivamente, aunado por el bagaje proveniente de sus propios orígenes.
La reunión de estos músicos no es casual pues tanto
Vandermark como Gustafsson han participado en grabaciones y actuaciones con el
músico alemán, y en su momento ya forman parte de manera habitual en diversas
formaciones lideradas por Brötzmann. No One Ever Works Alone fue la primera
grabación de este trío de saxofonistas cuya finalidad era la investigación sonora.
Una grabación en directo que se llevó a cabo durante la primera gira oficial
como grupo en el año 2003.
El nombre del grupo nos podría indicar de entrada el
tipo de música que nos vamos a encontrar a lo largo de la audición, es decir, una
avalancha o catarata sonora. Todo lo contrario, la música que se despliega en los
siete cortes del compacto se encuentra interpretada desde de un plano de igualdad
entre todos los músicos y pos de una búsqueda sonora. El punto de partida y el
de llegada es siempre del diálogo y nunca la confrontación o rivalidad. Ken
Vandermark, como buen conocedor de la gran tradición americana del free jazz,
aporta sus mejores conocimientos musicales; Peter Brötzmann incorpora la
experiencia musical y por último, Mats Gustafsson aporta técnicas de enormes
carga improvisatoria con mezcla de elementos de la música culta Europea.
"Estos tres músicos nos ofrecen
en el presente trabajo
una demostración del buen hacer musical que de forma
individual
desarrollaban en sus carreras respectivamente,
aunado por el bagaje proveniente
de sus propios orígenes".
La música que se desarrolla a lo largo de toda al grabación
se pueda calificar de compleja, pero no exenta de ser disfrutada en todo su
esplendor. El planteamiento de no encontrarnos ante una “batalla” de saxos hace
entender a los componentes del grupo que cada uno de ellos participa de la
improvisación que se lleva a cabo, y que el resultado final de todas las
improvisaciones es un conjunto orgánico, en una clara referencia al título del
trabajo.
El aficionado se encontrará con desarrollos
improvisatorios vigorosos y explosivos por parte de todos los intérpretes (en
ocasiones a base de diversos matices instrumentales u ostinatos) circunstancia
que es de esperar en improvisadores de esta calidad. Pero el hecho más
significativo de toda la grabación es la graduación de la intensidad de estos
desarrollos, lo que conlleva que se produzcan unos espacios musicales para la
creación de texturas y pasajes que en más de una ocasión se podrían calificar
de bellos, reflexivos y emotivos. Todo el conjunto provoca la sensación de una
música racional con grandes trazos armónicos y melódicos, y en consecuencia,
con una interpretación más basada en líneas de acordes y en la exploración de
de diversas texturas que denotan lo excelentes que son los músicos (entendidos
en una concepción global) que participan en la presente grabación.
Un estupendo proyecto que ha tenido continuación con
otras grabaciones que los aficionados al free jazz harán bien en adquirir, pero
que sirva la primera grabación de este grupo aquí comentada como punto de
partida.
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