MINGUS:
Three or four shades of blues por
Jorge López de Guereñu
Jorge López de Guereñu nacido en Bilbao, es artista,
diseñador, urbanista, profesor, y empresario. Su afición por la música y en
concreto por el jazz va más allá de una mera pasión, es un modo de vida que
refleja una forma de ver y de entender ese estilo musical tan desdeñado como
poco entendido, pero que en Guereñu es el leitmotiv
de todos sus trabajos artísticos.
Jorge López de Guereñu se encuentra
embarcado en un proyecto en donde quiere rendir homenaje a una de las figuras
capitales del jazz, al gran músico, compositor, líder de banda y contrabajista,
Charles Mingus. Para ello ha tomado como referencia el título de un disco del año 1977, Three or four
shades of blues, de la discografía del músico
norte-americano, que le ha servido como punto de partida para su ideario
creativo y para desarrollar un trabajo artístico centrado única y
exclusivamente en la figura del músico.
En la presente entrevista Guereñu
comenta con detalle lo que supone para él la figura de Mingus y como lo ha
intentado plasmar a nivel artístico para rendir su personal homenaje. Los
trabajos de Guereñu se van a poder ver en la exposición que va a llevar a cabo
del 17 Octubre a 30 de Noviembre 2020 en El Atrio/Librería-Flappers, Particular
de Club 2, Las Arenas de Guecho.
.- Me
interesaría que explicaras cual ha sido la génesis y el motivo de llevar a cabo
este proyecto tan específico.
Pues parte de varias cosas; de que nunca en mi vida había dibujado ni
pintado nada sobre Mingus, motivo suficiente para ir al infierno, de un
reencuentro con un gran amigo, Hipólito García, que me presenta al dueño de
un local en Las Arenas que me propone
hacer algo en él, y de que está al lado de la librería/bar de otra amiga, Flappers,
en la que sobre la estantería de los libros estaba el curioso disco de Mingus
en solitario al piano, además en una edición española rarísima. Ese disco me lo
compró mi madre cuando yo tenía doce o trece años, ya me encantaba su música y
como los dos tocábamos ese instrumento, pues cayó en la cesta, el segundo disco
que tuve de él, y mira que es extraño en su discografía. La dueña de la
librería ya me había comentado hacer algo ahí también, así que decidimos esta
exposición doble en los dos locales de la calle Particular de Club, y
convertirla durante algo más de un mes en la calle particular de Mingus.


.- ¿Cómo ha
sido este “digamos” proceso creativo de concentración en la figura del gran
contrabajista Charles Mingus y en concreto en relación con el título de un
disco del año 1977? ¿Cuál ha sido el motivo de la elección de este disco del
periodo Atlantic de los años 70 y no otro específico, teniendo en cuenta que
Mingus cuenta con otras excelsas y superlativas grabaciones en su discografía?
Mingus era un revolucionario, y según llega Nueva
York, muy joven, se junta enseguida con las grandes luminarias del be bop, su
encuentro con Monk, Charlie Parker y compañía es fundamental. La oferta me
pilla justo cuando estoy haciendo una trilogía de mis típicos
Cutheads/Headhunters sobre Parker, para celebrar su centenario. Decido hacerlos
en los azules típicos de mis primeras obras ya centradas absolutamente en la
Gran Música Negra, y en concreto en el jazz, de los noventa. Era un homenaje a
ese gran músico, pero también a mi mismo: en esa época es en la que realmente
empiezo a trasladar mi amor por esta música a lo que hago, y me encuentro a mi
mismo como artista. Sé que ese es un disco menor en la obra de Mingus, ni mucho
menos tan importante como otros, ya en el ocaso de su carrera y cuando empezaba
a deteriorarse por la enfermedad que apenas le dejaba tocar por entonces, pero
siempre me ha fascinado su título, tan sugestivo. Mingus, como Monk, es un
maestro poniendo nombres poéticos y evocadores a sus discos y sus composiciones,
títulos que siempre definen perfectamente su música.


.- ¿Qué
representa para ti Charles Mingus?
Junto a Monk, el gran heredero de Ellington, el gran compositor del
jazz. Mingus además lo adoraba, por mucho que lo echase de su orquesta tras un
breve paso por ella. Y con él honor de que en vez de mandar a alguien a
comunicárselo, como Duke, hacía siempre, tras enfadarle aunque no sabemos exactamente
por qué, dijo, textualmente: “de este me encargo yo, personalmente”. El carácter
del contrabajista era tan aguerrido como su música (y como el mío, jajaja), y
eso es lo que más me ha atraído tanto de su obra como de su figura, siempre.
.- ¿Esa idea
que tienes del contrabajista la has podido plasmar en tus ilustraciones?¿Qué
has querido aportar con tu trabajo en relación a la figura de Mingus?
He hecho una serie de piezas no muy grandes y otras realmente pequeñas. En Flappers habrá
dos tintas sobre los collages tan característicos en mi obra sobre papel de los
últimos años, y dos o tres lienzos de lino crudo apenas rozados con acrílico y
resinas. En El Atrio habrá dos o tres Cutheads más, en su tamaño habitual de 24
x 19 cms. y un lienzo más alargado pero no muy grande, realmente espectacular
por la imagen de partida, soberbia; también cuatro detalles, en lienzos
pequeños también, de sus manos tocando el contrabajo, y once miniaturas en
tablillas sacadas de cajas de vino, con retratos y otros dos detalles de sus
manos. Las imágenes de las que he partido van desde su juventud hasta su ocaso,
y a través de ellas he intentado transmitir esa evolución también en su música,
que es la que es desde principios de los cincuenta, pero no deja de evolucionar
sobre todo a lo largo de esa década y las dos siguientes.
.- ¿Es posible
trasladar a tus trabajos lo que piensas y sientes en relación a los músicos que
sueles pintar?
Eso es exactamente lo que trato de hacer. El retrato
está bien, es un tema que me fascina, pero yo intento ir más allá del retrato
de la persona, por mucho que me interese, y retratar en alguna forma lo que
hacen los músicos a los que retrato. El dibujo es una parte fundamental para lo
primero, pero el color, la composición y los materiales son esenciales en lo
segundo. Para mi es fundamental escuchar su música mientras pinto sobre ellos,
así que supongo que seguirás viendo obras mías sobre músicos que te encantan,
como a mi. Me temo que en cambio, por eso no verás nunca algo sobre McCartney,
Julio Iglesias o la Pantoja.
.- ¿Cuál ha
sido el material que has utilizado para llevar a cabo el proyecto así como el
formato que has concebido para la realización de las ilustraciones?
No he concebido nunca mi obra como ilustraciones,
aunque parte de ella ha aparecido en portadas de discos y revistas, o ha
acompañado artículos sobre música, muchos escritos por mi. Creo que además de
esa utilidad, que me parece estupenda, la obra que hago tiene su propia
entidad, y aunque está relacionada e inspirada por la música, por suerte llega
a un público más amplio que el directamente relacionado con la música. En
Bilbao he plantado a Coltrane en el tercer mural más grande que hay en el mundo
(soy el autor de los cuatro más grandes, y tengo un Guinness Record por ello,
aunque sólo me parece una anécdota divertida), y aunque gran parte de la gente
que tiene que verlo todos los días (se ve prácticamente desde todo el centro de
la ciudad) no sabe quien es, les gusta, creo… Lo más interesante sobre el
material en esta serie para mi son las cajas de vino. Estoy ahora mismo
preparando una serie sobre Sun Ra y como no puedo hacer nada normal sobre él
(se lo tomaría mal), esto es una prueba para algo que voy a hacer en una
especie de pinturas/esculturas a partir de ese material. Será una “marcianada”
que seguro que a él le gustaría, y además un ensayo para una escultura enorme
que quiero hacer para el siguiente Festival de Jazz en Guecho, sobre la idea de
los cien años de esta música que hemos vivido desde que se empieza a grabar.
.- El color
forma parte inseparable de tus trabajos. ¿Qué tipo de color o colores has
utilizado para Three
or four shades of blues, parece ser que has tenido bastante inclinación
por los azules? Has buscado concentrar la ejecución de las obras en la figura
de Mingus eliminando todo lo que pudiera ser superfluo en la figura del contrabajista.
Siempre voy a lo esencial, o lo intento. El azul es
un color esencial en parte de mi obra, y todos sus matices y derivaciones son
lo que he intentado explorar aquí. Además de por el título y lo que sugiere,
que me vino directamente a la cabeza, he trabajado siempre con el blues en mi cabeza cuando estaba
haciendo esta serie. De hecho, un día típico durante ello alternaba los discos
de sus grandes épocas en Atlantic, Columbia y Candid, con discos de blues de
entreguerras, otra de mis muchas pasiones. Cada música tiene su color, el año
que viene espero exponer en Sevilla durante el ciclo de clásica contemporánea
que organiza nuestro amigo Manuel Ferrand allí, como sabes compartimos tu
pasión sobre esa música contigo. Desde los primeros bocetos que empecé a hacer
hace meses para ello, la gama en la que estoy trabajando es completamente
distinta, un casi blanco y negro aunque no lo es, también tiene su color pero
más bien sugerido, no con la evidencia e importancia en otras partes de mi
obra.



.- ¿Dónde
expones el proyecto de Mingus y cuál es el motivo de haberlo llevado en ese
lugar?
El o los motivos ya los he contado, el lugar también lo he explicado,
pero hay otro matiz importante. Yo soy de Algorta, uno de los cuatro pueblos
que formaron el municipio de Guecho, donde me crié. Hace dos años hice una
exposición en Neguri, otro de sus pueblos, ahora barrios, muy distinta. Era la
primera vez que exponía en mi lugar de origen, mi hermana once meses más joven
que yo había muerto poco antes, y lo que empezó como unas series sobre papel
dedicadas a la americana, otra música que escucho mucho, terminó por ampliarse
con el rock y soul que escuchábamos juntos de niños y adolescentes, alternados
con la clásica y muchas otras cosas que compartíamos con mi madre, entre ellas
el jazz, que es mi música primordial desde niño. Poco después me ofrecieron
hacer una retrospectiva sobre mi obra relacionada con el jazz en el Festival de
Guecho que al suspenderse este año en plena pandemia, se ha pospuesto al siguiente.
Ese proyecto ya había cambiado, ya que la sala en la que lo iba a hacer me dio
la idea de hacer algo específico para ella y para el festival, en vez de una
retrospectiva. Si lo hacemos el verano que viene, volverá a mutar, ya que la
sala donde lo íbamos a hacer originalmente ya no existe, y probablemente lo
trasladaremos al Musikaberri, el estupendo lugar donde se hacen los conciertos
desde el año pasado. Esta exposición sobre Mingus me viene muy bien para
solidificar la relación con mi lugar de origen, y también para probar aquí
cosas que haré en esa siguiente ocasión si la situación mejora y se puede
llevar a cabo. Tanto esta exposición como ese otro futuro proyecto me hacen
mucha ilusión, al fin y al cabo, son mi música y mi pueblo. Además, gente como
los dueños de estos dos locales, auténticos promotores de cultura, merecen
cualquier esfuerzo que yo pueda aportar, y personajes como Mingus deberían de
ser recordados más a menudo. El amor y la pasión que siento por su música y con
los que he hecho esto, son mi granito de arena, mi contribución. A mi pueblo,
su gente que siempre me ha mostrado un gran cariño, al jazz, y a la cultura en
general.
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Espacio de trabajo del artista Jorge López de Guereñu © Photo by Jorge López de Guereñu |
Todas las obras/foto han estado amablemente cedidas por Jorge López de Guereñu para poder ilustrar la presente entrevista.